martes, 7 de junio de 2011

EXPRIMIENDO SUEÑOS

Hay que exprimir los sueños

para sacar de ellos el jugo de la realidad.

Es triste hacerlo,

ha menudo lo grandioso

se vuelve insignificante.

El doctor cirujano

se transmuta en médico de EPS

que no receta, ni manda exámenes,

por miedo a que le despidan.

El maestro guía de la juventud

se transmuta en un pide silencio,

escribe tableros, pone notas,

futuro paciente de un pabellón siquiátrico.

El veloz piloto

en taxista urbano,

habitante de embotellamientos,

velocidad promedio 5 km/h.

martes, 31 de mayo de 2011

UNA VIDA PARA AMAR

En aquel reino la brujería era cruelmente perseguida, podía esperar piedad el asesino - aún los más crueles como el parricida y el infanticida -, el asaltante, la prostituta pero jamás el hechicero, la sola sospecha de serlo era suficiente para ser invitado a bailar con la soga en el cuello. La reina en persona dirigía aquella lucha, por eso su nombre era temido por científicos, astrónomos, alquimistas, curanderos y todos aquellos cuya profesión podría ocasionar se les acusara de practicar algún tipo de magia.

Y mientras el reino se estremecía por la persecución, dentro de los muros del palacio la hechicería florecía, su exponente: ¡La reina misma!. Deseaba que sólo ella y algunos allegados poseyeran los secretos de la magia y era esa, no la defensa de la religión cristiana, la verdadera causa de la crueldad para con los hechiceros.

Y esta política unida a su falta de escrúpulos y a la casi total ausencia de amor por alguien que no fuera ella misma le permitía ejercer una férrea tiranía, y digo casi porque la reina adoraba con fervor a su único hijo, tal vez por que sentía que había surgido de ella misma y al amarlo se amaba.

La vida tiene alma de bufón, por eso el hijo de la reina era tan diferente a ella como el día a la noche: mientras su madre buscaba aumentar su poderío, él gustaba de los bosques y los lugares solitarios y todo el mundo lo conocía por su sencillez y bondad, razón por la que se enamoró de la joven más noble, bondadosa, sencilla y... pobre de todo el reino.

Cuando la reina lo supo sintió desfallecer: ¡Su hijo con una maldita plebeya!, ¡Nunca lo permitiría!

Desempolvó viejos libros, hizo inventario de los más crueles hechizos, imaginó las más terribles venganzas...

Pensó en convertir a la joven en un ser horrible o en algún animal, pero conocía a su hijo, él reconocería a la joven que amaba sin importar en que la transformara y se quedaría a su lado fuera ella lo que fuera.

Consideró quitarle la vida, más no lo hizo pues pensaba que su hijo moriría de dolor y antes de morir buscaría al culpable por cielo y tierra para cobrar venganza y llegado el momento el dolor de saber a su amada muerta podría hacerle olvidar de quién era hijo.

Intentó borrar el amor que sentían el uno por el otro pero descubrió lo débil de su magia.

Finalmente se le ocurrió la idea perfecta, se apareció ante los amantes, con el rostro y aspecto de un anciano que hacía poco habían llevado a una de las mazmorras, y les dijo:

“- Les condeno a que cada segundo que pase el uno al lado del otro lo tenga que pagar con su propia vida -.”

Luego se quedó en silencio, observándolos, mientras pensaba:

- Ahora tendrán que separarse pues estar junto al otro será dañarlo, sabrán que el otro vive y eso les permitirá vivir, ilusoriamente buscaran el contrahechizo que no existe y mientras buscan una solución la distancia borrará lo que no pudo borrar mi magia, mientras tanto aprovecharé para ganarme el apreció de mi hijo, sacrificaré en su presencia al hombre que él piensa culpable y le ofreceré una ayuda que él no sabrá es inútil y falsa.

Entonces ellos la miraron con lástima, luego se acercaron lentamente el uno al otro y se gastaron la vida entera en darse un beso, y el corazón de la bruja estalló en pedazos.

UN TROZO DE GÉNESIS

Abrió sus sentidos al universo y se estremeció ante el contacto de la existencia.

No era más que un pedazo de génesis que en un descuido se escapó de las manos de Dios sin que este le imprimiera forma alguna, por eso podía serlo todo, por eso no era nada.

Y de repente centró su atención en el viento, se hizo su amigo, juguetearon como dos niños celestes...

-¿Qué quieres que sea? - preguntó el ser amorfo al viento que amaba y este le contestó que la soñaba nube.

Fue nube, recorrió el cielo impulsado por su amigo el viento y se hizo amiga de otra nube y sintió que la amaba.

-¿Qué deseas que sea? - Y la nube la deseó agua.

Fue agua, desde la nube emprendió el vuelo pues para las gotas de lluvia la tierra es el cielo, sienten que ascienden mientras nosotros decimos que caen; y mientras descendía - o ascendía - la gota de agua se enamoró de sus compañeras de voz cristalina, cuerpo esférico y transparente; olvidó de nuevo su antiguo amor y como sólo conocía una forma de amar hizo la pregunta:

- ¿Qué anhelas que sea? - y el agua la anhelo caudal.

Fue caudal, se convirtió en el camino que permitió a las gotas ser río y entonces se hizo la pregunta:

- ¿Quién soy, que seré cuando nadie me quiera nada y pueda ser yo mismo?

LA TONADA DEL MENDIGO

Cuando el joven después de hablar con el conductor del bus pasó por encima de la registradora y dijo:

- Señoras y señores perdonen si les quito un poquito de su preciado tiempo...

El hombre de la tercera banca del lado derecho pensó que era un mendigo

- ... pero en primer lugar yo no vengo a pedir limosnas...

En el rostro de la mujer de la segunda banca izquierda que iba con un niño apareció un gesto de fastidio pues imaginó que sería un vendedor - ya que cuando no piden limosna venden cosas - y seguro el niño insistiría que le comprara algo.

- ... tampoco vengo a vender nada...

La viejita que iba adelante sonrió ya que le gustaba coleccionar estampitas y cuando no mendigan, ni venden, regalan estampitas y uno les da una moneda.

- ... y si alguien está pensando que vengo a regalar estampitas o cualquier otras cosa a cambio de una moneda está equivocado...

Entonces el miedo se pintó en los rostros ya que si no estaba pidiendo limosnas, ni vendiendo nada, ni regalando nada a cambio de una moneda sólo quedaban dos opciones: o era un atracador, o era un fanático religioso que quería hablarles del fin del mundo y de la necesidad de arrepentirse para no consumirse en le fuego eterno y poder disfrutar de la vida eterna.

- ... tampoco soy un atracador ni vengó a predicar el fin del mundo...

La curiosidad desplazó al miedo, si no estaba pidiendo limosnas, ni vendiendo nada, ni regalando nada a cambio de una moneda, ni atracando, ni predicando, entonces ¿Que quería?

- Quiero decirles algo, toda la vida no he sido lo que ustedes ven hoy, hubo un tiempo - que hoy parece muy lejano - en que tuve una casa, estaba en la universidad, tenía mi novia... pero un día tuve un sueño, y en aquel sueño se me presentó la vida en toda su miseria, y todas aquellas cosas que había aprendido a ignorar se presentaron ante mí, pero no para que las presenciara sino para que las viviera.

En aquel sueño no sólo presencie la miseria de la mujer que se prostituye por hambre sino que fui esa mujer.

En aquel sueño no sólo presencie el hambre del gamín, fui yo quien aspiré sacol para engañar el frío y el hambre que sentía.

En aquel sueño fui tantas cosas, y después de cada vivencia quedaba un sonido, el trozo de una melodía flotando en mi memoria, y cada vivencia dejaba un nuevo fragmento que se unía al anterior, y así, poco a poco, se formó una extraña melodía, síntesis del dolor y de la miseria de un mundo cada vez más deshumanizado.

Cuando desperté, aquel sueño estaba presente en mí, y en vez de írseme olvidando con el paso de los días, como sucede con la mayoría de los sueños, cada vez era más intenso, más nítido y ya no pude refugiarme en la indiferencia.

Desesperado intenté cambiar las cosas pero por cada boca que llenaba habían millones que quedaban vacías y por cada lágrima enjugada un océano de dolor regaba la tierra.

Terminé en un manicomio y allí acallaron mis gritos a punta de drogas pero el dolor que me hacía gritar y la melodía que lo provocaba seguían en mí.

Un día salí del manicomio, mi voz se había gastado y mis gritos ya no eran tan estridentes, deambule por las calles como alma en pena hasta el día en que encontré una armónica en el tarro de basura en que buscaba comida; nunca había tocado una armónica pero la lleve a mis labios y la melodía que me habitaba surgió a través de ella, por eso estoy aquí.

Y el joven sacó una armónica, sus labios se juntaron a ella y la melodía brotó.

Cada uno de los pasajeros al escuchar la melodía fue por un momento gamín, prostituta, drogadicto, ladrón, anciano... en sólo unos minutos toda la miseria del mundo recorrió sus cuerpos y al cesar la música descubrieron que el bus estaba inundado, el agua les llegaba hasta más arriba de los tobillos, y aquella agua eran sus propias lágrimas.

Presurosos sacaron la billetera pero el joven sonrió y comprendieron la inutilidad de su dinero, aquel joven no lo necesitaba y tendrían que buscar otra manera de acallar su propia conciencia.

Entonces el joven sonrió, hizo un gesto y las lágrimas se convirtieron en esferas luminosas que flotaron hasta llegar a él y se metieron en su mochila.

- Gracias - dijo antes de bajarse del bus y perderse en el horizonte en busca de otros seres a quienes dejar su melodía.

EL TALISMÁN DEL ROSTRO AMADO

En medio del humo de los cigarros apareció la silueta de aquel viejo gitano.

- Le doy un talismán por un trago.

- Y yo para qué un talismán.

- Para que pueda enamorar a cualquier mujer.

- Estás loco viejo si crees que me voy a comer ese cuento, pero si quieres un trago te lo invito, gratis.

El viejo sorbió el trago con avidez y luego de dar las gracias entregó al joven un medallón.

- ¿Y esto?

- Un talismán del rostro amado.

- Te invité gratis el trago, mejor lo guardas para alguien que crea en esas tonterías.

- No es ninguna tontería, funciona y es suyo, yo no pedí que me regalara nada.

- Esta bien. - respondió para no ofender el orgullo del viejo - ¿Para qué sirve?

- Mientras lleve este talismán colgando de su cuello las personas lo verán, no como es usted físicamente, sino según su propio ideal de belleza. Será gordo, flaco, alto, bajo... dependiendo del ideal de hombre de quien le mire.

Al otro día el joven se puso el talismán para ir a la universidad, sintió algo extraño al hacerlo pero se dijo a si mismo que era sólo su imaginación y cuando sintió la mirada de deseo de las mujeres con que se encontraba se repitió lo mismo.

Pero cuando su mejor amiga lo tomó de la mano y le dijo que nunca había notado lo azul que eran sus ojos - que en verdad eran negros - y que era, físicamente, el hombre más hermoso que ella había visto, el joven comprendió que el anciano no había mentido.

Y esa noche, luego de hacerle el amor, cuando se miró en el espejo descubrió una imagen diferente a la suya, la imagen de un hombre moreno, de cuerpo atlético y ojos azules.

Y él sintió tristeza porque ella había estado con otro pero el recuerdo de la pasión con que se había entregado y de todos los placeres que ella le había hecho sentir, ahogó aquel sentimiento.

Ese día comenzó su carrera de seductor.

Las mujeres, al ver que su aspecto era el del hombre soñado, se acercaban a él ansiosas de hallar que la semejanza con el hombre ideal no sólo era física, así que era fácil engañarlas...

- Te gusta Benedetti.

- Claro, es mi artista favorito.

- Recítame uno de sus poemas.

- No me se ninguno de memoria pero porque no me dices tu alguno.

Y ella comenzaba a recitarle los poemas que él jamas había escuchado, mientras él la veía con una mirada mezcla de aburrición y deseo que ella percibía como la mirada más tierna y enamorada del universo.

En conclusión no era más que saber callar, escuchar y asentir, dejar que ellas mismas describieran él aspecto interior del hombre soñado y luego con un gesto decir:

- Que casualidad, yo soy así.

Y después de hacer el amor encontrar en el espejo el reflejo del hombre que ellas habían visto.

Pero un día sucedió lo inesperado.

Pasaba por la cafetería de la universidad y al verla comprendió lo que las mujeres sentían al verlo a él. Era tan hermosa, cada rasgo físico concordaba, no con los de una mujer perfecta, sino, con los de la mujer que él siempre había soñado.

Ese día acabó su carrera de seductor pues él fue seducido.

Así que se acerco a ella, sin simulacros, aunque llevando el talismán. Fue hermoso, descubrió semejanzas y diferencias que le encantaron.

No la llevó a la cama esa noche, ni la siguiente, quería disfrutar ese amor, alargar cada momento, además tenía miedo, no quería descubrir el verdadero aspecto del hombre que ella amaba.

Mas llegó el día en que sus cuerpos se unieron, ya que el amor es también deseo, ambos se entregaron como nunca antes y sólo el recuerdo del talismán evito que fuera el momento perfecto.

Ella dormía cuando él se levantó de la cama, las lágrimas humedecían su rostro mientras se acercaba al espejo para descubrir al hombre cuya imagen ella amaba.

Sus ojos recorrieron cada detalle y luego el talismán se estrelló contra el piso haciéndose pedazos.

Luego se acercó a ella para despertarla, para hablarle del talismán y explicarle que la magia no había sido necesaria, que ella lo había visto como él era, que la imagen en el espejo, por primera vez, había sido su verdadera imagen.

Pero no le dijo nada pues descubrió que del cuello de ella pendía un talismán del rostro amado.

EL HOMBRE SIN LAS DOS PIERNAS

El hombre sin las dos piernas era el ser más feliz de la aldea de pescadores.

Cada día al llegar la madrugada salía con su bote a pescar.

Su bote: el había talado el árbol y ahuecado el tronco, sus manos le habían dado la forma precisa y sobre la superficie de la madera había tallado las cosas que más amaba.

Cada mañana sus manos empuñaba los remos, igual que el bote, frutos de sus manos y los movían con tal fuerza, rapidez, agilidad y precisión que el bote parecía volar sobre las aguas.

Por eso llegaba siempre primero al mejor lugar de pesca, aunque decían los viejos que el mejor lugar de pesca era el que él eligiera pues sabía arrojar la red como el que arroja una caricia y los peces, estúpidos como hombres, se dejaban atrapar en aquel abrazo de cuerdas.

Por eso, cada día, era el primero en llenar de peces su bote y lograba vender su pescado a buen precio.

Luego se iba para la taberna, se tomaba 2 0 3 cervezas y pulsaba con quien lo retara.

Su fuerza era legendaria, de lugares muy lejanos llegaban personas a tratar de derrotarlo pero nunca aquel brazo fue doblegado.

Después llegaba la noche y aquellas manos tejían el mimbre o modelaban la arcilla.

Sus hijos amaban aquellas manos fuertes y tiernas que los arrojaban al aire y que siempre estaban allí para recibirlos y protegerlos.

Su mujer amaba aquellas manos que la cubrían de caricias.

Sí, sin lugar a dudas, el hombre sin las dos piernas era el ser más feliz de la aldea de pescadores.

Por eso nunca entendimos porque de un momento a otro pareció enloquecer y se arrojó sobre aquel joven de ojos azules y con aquellas manos le arrebató la vida, porque aquellas manos se hicieron asesinas y lo condenaron a cambiar su mar por una celda oscura y húmeda.

¿Por qué? Por qué matar al joven de ojos azules si nunca le hizo daño a nadie, si solo trajo al pueblo alegría y cosas hermosas, entre otras ese nuevo invento de la civilización llamado bicicleta.

SEMILLAS

Era la flor más hermosa que había visto, aunque no sabía decir en que consistía aquella hermosura que la hacía parecer un sueño.

- Gracias le dijo a él, es el regalo más hermoso que me han dado y no es que sea la primera vez que me regalan flores, pero jamás había visto unas así. ¿Dónde las conseguiste?

- ¿Dónde? No me lo va a creer pero la primera vez que la vi, usted le estaba sonriendo a un niño, aquella sonrisa se quedó dentro de mí, me iluminó con el resplandor de una súper nova y luego se hizo semilla, y de esa semilla brotó un campo de flores, brotó allí dentro de mí, como un sueño, y aquellas flores comenzaron a crecer.

Días después, al bañarme, noté algo extraño en mi pecho, era como la punta de una flor, pero claro pensé que aquello era una locura, también pensé en ir al médico pero al final opté por aguardar y ante mi asombro, pocos días después no tuve dudas, lo que había brotado de mi pecho era una flor y cuando la vi en la plenitud de su hermosura la arranqué y se la traje, nunca me ha gustado arrancar las flores pero algo dentro de mí me decía que la flor lo deseaba, ella quería que la arrancara y se la regalara para estar junto a usted.

- Ahora entiendo porque parece un sueño ¡Lo es! Sabe, ya no se cuál regalo es más hermoso, si la flor o la historia que inventaste acerca de su origen.

- Pero es verdad, se lo juro, yo no he inventado nada.

- Eres el embustero más hermoso que he conocido, ¡Gracias! - Y sobre la mejilla de él depositó un beso para luego marcharse.

Esa noche él sintió que aquel beso se hacía semilla dentro de si y días después experimentó un extraño cosquilleo en su estómago producto del aletear de cientos de mariposas que brotaron de la semilla - beso y se sintió feliz al sentir que su interior era un campo de flores cubiertas de mariposas. Y una de aquellas mariposas deseo llegar al cielo, extendió sus alas y comenzó a ascender, otras le siguieron y cuando él despertó encontró su cuarto lleno de ellas.

Días después ella lo encontró esperándola a la entrada de su lugar de trabajo, en las manos llevaba una caja, se la entregó y cuando ella lo abrió una bandada de mariposas comenzó a revolotear en torno suyo.

- Siempre estarán a tu lado

- Son extrañas, parecen un sueño igual que la flor que me regalaste. A propósito no sólo no se ha marchitado sino que parece que siguiera floreciendo.

- Ya se lo dije, broto de mi interior y la semilla de la que surgió fue el resplandor de su sonrisa y mientras su sonrisa me habite esa flor vivirá.

- ¿Y las mariposas? ¿También brotaron de mi sonrisa?

- No, brotaron del beso que depositó en mi mejilla.

Ella soltó una carcajada.

- Eres un loco, debe ser fácil enamorarse de alguien como tú.

Y aquellas palabras fueron música para sus oídos y aquella música se hizo semilla y de allí brotaron un sin fin de pájaros, con la capacidad de canto del ruiseñor pero unas plumas color arco iris más hermosas que las del colibrí, que hicieron de su interior un lugar de vuelos y melodías.

Días después ella lo encontró esperándola a la entrada de su lugar de trabajo.

- ¿Ahora qué traes mi adorable embustero?

Él respondió con un silbido y una pareja de pájaros color arco iris se posó sobre los hombros de ella.

- No lo puedo creer, ¡Son tan hermosos! Te invito a comer a mi casa y allí me contarás la historia del origen de estos pájaros.

Llegó la cita, la comida estuvo estupenda - aunque ella no sabía cocinar y le sirvió bistec y él era vegetariano -, luego conversaron como dos viejos amigos y al final ella preguntó:

- ¿Cuál es el origen de los pájaros?

- ¿Recuerdas cuando dijiste que sería fácil que te enamoraras de mí? Pues esas palabras se hicieron melodía y esa melodía se hizo semilla; de esa semilla surgieron ellos.

- Espera un momento - dijo ella con voz triste - Yo nunca dije que sería fácil que me enamorara de ti, dije que debe ser fácil enamorarse de alguien como tu, pero yo estoy enamorada y sólo quiero ser tu amiga, nada más.

Él no dijo nada, las lágrimas humedecieron su rostro y aquellas lágrimas se hicieron semilla penetraron dentro de él, envenenaron el aire, se hicieron tempestad, una tempestad que lo arrasó todo. Los pájaros cayeron muertos, las flores se marchitaron, sólo las mariposas sobrevivieron pues arrancaron a mordiscos sus alas y escaparon a aquel aire envenenado por una expresión de desamor.

Ella se quedó estática, sin poder creer lo que sus ojos veían y él se marchó dejando tras de si un rastro de lágrimas, pájaros muertos, flores marchitas y mariposas sin alas.